Scotland’s crannogs older than Stonehenge
El artículo recién publicado en la Revista Panamericana de Salud Pública, la revista oficial de la Organización Panamericana de la Salud, analiza cómo se podría abordar las percepciones de la población sobre los eventos adversos raros que ocurren al administrar algunas vacunas anticovid. El artículo describe especialmente cómo se ha documentado casos de trombosis posvacunal en mujeres menores de 55 años en varios países de Europa.

Según los investigadores que constituyen el Consorcio de Investigadores COVID-19 Honduras, las vacunas pueden tener efectos adversos raros, pero la ocurrencia de casos aislados de coágulos sanguíneos durante el primer mes posvacuna anticovid ha generado preocupación en la población nacional e internacional, así como revisiones de emergencia por las autoridades de salud de varios países en desarrollo.

En Europa y Canadá, se han emitido recomendaciones de vigilancia al administrar la vacuna AZD1222 y han comenzado a estudiar cruces con otra vacuna, o han cambiado las edades en que se puede aplicar. La mayor parte de países europeos han dejado la vacuna AZD1222 para mayores de 60 años porque la evidencia indica que son más seguras a esa edad. En el caso de Dinamarca, se suspendió el uso de dicha vacuna de forma indefinida.

Según los investigadores hondureños, algunos países de altos ingresos disponen de varios tipos de vacunas y hasta tienen excedentes. Eso les permite elegir unas vacunas sobre otras y hacen cambios sin que eso afecte sus programas de vacunación masiva. Sin embargo, en los países de bajos y medianos ingresos como Honduras, el acceso a vacunas es muy bajo todavía y sus estrategias de combate a la pandemia y sus sistemas de salud y farmacovigilancia son débiles.

La frecuencia de cualquier tipo de trombosis en COVID-19 es mayor, hasta 17.6% si alguien se enferma de COVID-19. En contraste las últimas estadísticas de la Agencia Europea de Medicamentos estiman que puede ocurrir aproximadamente un caso de trombosis por cada millón de personas vacunadas con AZD1222.

Según la publicación de los hondureños, se recomienda que países como Honduras desarrollen sistemas de farmacovigilancia adecuados, un trabajo gubernamental con credibilidad y liderazgo, un plan estratégico de educación asistido por científicos, la participación de los medios de comunicación y de líderes políticos.

Una recomendación muy importante es que las personas reporten a su médico cualquier síntoma preocupante y que el sistema de salud brinde la asistencia médica a los ciudadanos en el período posterior a la vacunación. Eso incluye que se invierta en las pruebas diagnósticas y en los tratamientos especiales requeridos si ocurre algún caso de trombosis.

Los autores de la publicación son Céleo Ramírez (Hospital del Valle, San Pedro Sula), Edwin F. Herrera Paz (Universidad Católica de Honduras), Sandra Gómez Ventura y Gaspar Rodríguez (Consorcio de Investigadores COVID Honduras), Nery Linarez (Hospital General del Sur) y Reyna Durón (del Observatorio de COVID-19, Universidad Tecnológica Centroamericana) y está accesible al público en https://iris.paho.org/handle/10665.2/54462.

El Observatorio de COVID-19 de UNITEC coordina el Estudio Nacional Posvacunación Anticovid en Honduras, el cual investiga este y otros eventos adversos e invita invita a la población a participar en el enlace https://survey123.arcgis.com/share/c25c397e70744c009926067367443d11.